lunes, 5 de noviembre de 2007

El tesoro interior


A orillas de una de las lagunas situadas en el extremo sur de la provincia de Santa Fe, vivían, entre otros seres vivos, una variada comunidad de patos. Algunos eran de plumaje dorado, tan brillante como el oro. Se destacaban en la comunidad, no solo por su apariencia externa, sino también por su porte, eran altaneros y arrogantes, se mantenían siempre alejados del resto, creyéndose mejores, superiores a los demás.Otros eran de plumaje gris, suave y también brillante, semejante a la plata. Eran ágiles y de vuelo rápido; vivían compitiendo con los del grupo de plumaje dorado, sin ser capaces, ambos grupos, de disfrutar del hermoso ecosistema el cual integraban. También estaban los de plumaje blanco, tan blanco como la nieve, comunes a los ojos de cualquiera, pero eran los tranquilos, los que disfrutaban del lugar. Jugaban y se divertían, las escondidas era su actividad favorita, sumergían y sacaban la cabeza varias veces del agua. Además eran buenos compañeros, se ayudaban mutuamente y se solidarizaban con los demás, si lo necesitaban. Se mostraban alegres y felices.Con el paso de los días, la convivencia entre los patos dorados y los plateados se tornaba más difícil e inhóspita. Se provocaban, molestaban y hasta, a veces, se peleaban; para demostrar supremacía, sin darse cuenta que tal actitud y rivalidad de apariencias, lo único a los que los conducían era a su propia destrucción.Mientras estos grupos perdían integrantes, los patos blancos, humildes y sencillos mantenían y hasta incrementaban el número de integrantes; disfrutaban y gozaban la vida.Cierto día de verano, caluroso y agotador, cuando el sol se mostraba dominante y arrasador, un pequeño pato blanco se acercó a otro pequeño, pero de plumaje dorado. Con la intención de invitarlo a jugar junto a sus amigos, ya que éste se situaba como espectador del entretenido chapoteo que el grupo sostenía en el agua. El pato dorado, agorrante y fanfarrón, desmereció al feliz pato blanco, sin aceptar su ofrecimiento y argumentando que no se podía unir a ellos porque eran comunes y sencillos. El patito blanco no entendió la respuesta brindada, el sostenía que sí podían jugar juntos porque ambos eran pequeños con muchas ganas de compartir y divertirse; además tenían las mismas características morfológicas: dos patas, plumas, pico y dos alas; les gustaba nadar y compartían la misma laguna.El grupo de patos de plumaje blanco, cansados de observar la rivalidad entre los patos dorados y los patos plateados, resolvieron emprender viaje hacia otra laguna cercana.Luego de varias horas de vuelo, llegaron a su nuevo hábitat, encontrándose con los habitantes de este amplio y bello ecosistema. Entre los seres vivos habían una comunidad de patos cuyo plumaje no era blanco como el de ellos, sino de un suave color amarillo. Al ver que el plumaje era diferente, creyeron que se iba a repetir la misma historia, que no serían aceptados. A los dos días de habitar la laguna, los patos blancos, experimentaron el acercamiento del grupo de patos de plumaje amarillo, produciéndose un positivo resultado, ambos grupos mostraron cualidades semejantes: compañeros, solidarios, humildes, sencillos, con ganas de disfrutar el lugar, la vida misma. Los grupos se integraron formando una única comunidad de patos, sin distinción de color, la única meta era vivir felices, ayudándose mutuamente....Algunos dicen por allí, que los patos dorados y los plateados se extinguieron, debido a la falta de compromiso con la vida. La rivalidad, la competencia y sobre todo el egoísmo, los llevó a desaparecer de la faz de la Tierra.


Moraleja: Si deseas apreciar y disfrutar la vida, no te preocupes por la apariencia física, si es rubio, blanco, moreno, pelirrojo, gordo, flaco, bajo, alto...; sino por su tesoro interior.Puede ser muy bello/ a, pero si no reina en él/ ella, la sinceridad, humildad, la solidaridad, el compromiso, el amor por el prójimo, es decir los valores, no prevalecerá, sano y feliz en la vida.



Escuela:Jose Pedroni

Provincia:Santa Fe

Autor/es:Acosta Santiago, Matkovich Fabricio, Paz Facundo, Maranzano Emanuel

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